La familia Rubeus es uno de los clanes más antiguos de Hazelmoss, y con el paso de las estaciones y diversas desgracias fue menguando hasta que solo queda el último vástago, Hércules Rubeus Bramblecup. Hércules, o "Herc" para algunos, creció en un hogar cálido y feliz, y si bien era pequeño (compuesto únicamente por él, su madre y su hermana), nunca le faltó el apoyo ni la camaradería de la comunidad local, que unió fuerzas para asegurar que la madre de Hércules siempre contara con la ayuda necesaria para criar a sus hijos. Sin embargo, nada podría haber preparado a la familia ni a su comunidad para el desastre que estaba por venir.
Mientras Hércules y su hermana entraban en la edad adulta temprana, y su hermana recibía guía y enseñanza en las costumbres del matriarcado Hazelmoss, una enfermedad debilitante se apoderó de la casa de los Rubeus. Primero su madre, luego su hermana enfermaron, confinadas en cama mientras un Hércules cada vez más frenético luchaba por cuidarlas. Los mensajes fluían rápido y densos entre la granja y los puntos del norte; los expertos consultaban, visitaban, negaban con la cabeza. A medida que la esperanza se desvanecía, muchos en la comunidad intentaron llevar a Hércules aparte, consolarlo y reconfortarlo, pero finalmente hablaron sobre lo que estaba por venir. La negativa de Hércules dio paso a la súplica y, finalmente, a la desesperación cuando su familia fue llamada de regreso por las Islas.
Lo que siguió fue un período de desolación; Hércules asistió al funeral aturdido, insensible al mundo que lo rodeaba y al repentino peso de la responsabilidad como el último de la familia. Se aisló del mundo, negándose a abandonar su cama y su hogar incluso cuando el Bosque comenzó a recuperarlo a su alrededor. La mayoría coincide en que habría seguido rápidamente a su madre y hermana hacia la oscuridad y el barro, de no ser por Kova. Residente de Cove City y Portavoz de las Islas, Kova había sido uno de los muchos llamados para consultar sobre la enfermedad de la familia Rubeus. Sin saber cómo ayudar a la madre y a la hija, Kova recurrió al hijo en un intento de brindarle consuelo en un momento tan difícil. Incluso cuando se hizo evidente que no había nada que hacer, Kova se quedó. Durante el momento más oscuro de la vida de Hércules, Kova estuvo allí todos los días, asegurándose de que comiera, durmiera, ayudándolo a sobrellevar la enormidad de su dolor. La presencia constante del otro oso significaba todo para Hércules, y con el tiempo la amistad, el compañerismo y el amor florecieron entre ellos dos.
A medida que ambos se adaptaban a sus nuevas vidas, varios años después de la tragedia que los unió, Hércules ha comenzado a pensar cada vez más en la familia y en continuar el apellido Rubeus. Inseguro de sí mismo y en contra de las tradiciones matriarcales del Bosque, Hércules está decidido a convertirse en el nuevo jefe de la hacienda Rubeus y a criar sus propios hijos. Con el apoyo incondicional de Kova, ambos han comenzado a forjar vínculos sociales dentro y fuera del Bosque, afrontando la abrumadora tarea de formar una familia desde la semilla más insignificante.